¿Alguna vez has recibido una carta de amor por correo? Yo sí y déjame decirte, no siempre es una experiencia tan romántica como suena.
Hace unos años, durante mis años universitarios, trabajaba a tiempo parcial en una pequeña cafetería cerca de mi campus. Fue allí donde conocí a un chico llamado Alex.
Desde el principio, sentí una conexión especial con él. Era divertido, inteligente y siempre estaba dispuesto a ayudar. Comenzamos a hablar cada vez más y con el tiempo, empecé a sentir cosas por él. Todo parecía perfecto, hasta que un día recibí una carta en mi buzón de correo, una carta firmada por Alex. Así es, una carta de amor.
En ese momento, sentí como si el mundo se hubiera detenido. Abrí la carta con manos temblorosas y comencé a leer. Era hermosa, llena de dulces palabras y promesas de amor eterno. Se sentía como si estuviéramos en una película romántica. Sin embargo, cuando llegué al final de la carta, mi felicidad se desvaneció en cuestión de segundos. Resultó que la carta no estaba dirigida a mí, sino a una amiga en común que Alex quería conquistar.
No puedo explicar lo devastador que fue leer esa última línea, "Espero que le des esto a Victoria". No pude creer que me había ilusionado tanto por algo que no me pertenecía. Me sentí humillada y avergonzada. ¿Cómo pude ser tan ingenua como para pensar que alguien como Alex se enamoraría de alguien como yo?
Desde ese día, nuestra amistad se mantuvo, pero nunca volví a sentir lo mismo por él. Traté de actuar como si no hubiera pasado nada, como si no estuviera herida, pero la verdad era que había perdido todas las esperanzas de que Alex me diera una oportunidad.
Eventualmente, gradué de la universidad y nos separamos. No volví a saber de él después de eso, pero la carta de amor que nunca fue para mí se quedó guardada en mi corazón. Aprendí que, a veces, el amor llega por correo, pero no siempre es para quien pensamos.
La experiencia de recibir una carta de amor por correo puede ser emocionante, pero también puede ser decepcionante. En mi caso, reveló algo que estaba escondido debajo de la superficie, mi ilusión de que alguien como Alex pudiera enamorarse de alguien como yo. Aprendí que es importante no esperar demasiado, pero también a no cerrar nuestras puertas al amor. A veces, la carta de amor que cambia nuestras vidas puede estar a la vuelta de la esquina.